HISTORIA

COMIENZOS DIFÍCILES

A principios del siglo XX, en el marco de la I Guerra Mundial, Bélgica había cerrado todos sus hipódromos, y Francia, debido a la obligada política de austeridad, prácticamente no disponía de terrenos hábiles para reuniones hípicas. Fue en este contexto cuando, dicen los estudiosos, el Presidente de la Sociedad de Carreras, Mr. George Marquet, propuso la construcción de un Hipódromo en San Sebastián por iniciativa de rey Alfonso XIII.

Una vez concluyeron las obras, un famoso jockey francés, cuyo nombre no se cita, realizó la siguiente afirmación: Es el Hipódromo más bonito del mundo.

Era el día 2 de julio de 1916.

La cuarta carrera fue el plato fuerte de la jornada. El Gran Premio de San Sebastián con 100.000 francos en juego y 2.400 metros de distancia; 26 fueron los participantes que corrieron bajo unos amenazantes truenos que se convirtieron en agua, incesante lluvia. No se movió nadie.

Todos estuvieron de acuerdo; la prensa local, la madrileña, la de Biarritz, la de París y la de Londres: San Sebastián ha dado un paso de gigante hacia el primer puesto de los hipódromos del mundo.

EL PREMIO MAS GRANDE DEL MUNDO

Era el 10 de septiembre de 1922. Guetaria celebraba el IV Centenario de la primera vuelta al mundo, dada por Juan Sebastián Elcano. Chicuelo, Valencia II y Marcial Lalanda toreaban en el Chofre. La trainera Nuestra Señora del Carmen Muskarra ganaba la regata Guetaria-Donostia y el Gran Casino acogía al pianista Harold Buer, mientras los 80 profesores del maestro Arbós interpretaban poleas, valses y rigodones, haciendo competencia a la coupletista Angelita Bretón, que actuaba en el Salón Miramar y a la película Marujita que, en nueve partes e interpretada por notables artistas, se proyectaba en el Teatro del Príncipe.

Era domingo, a las cuatro de la tarde, el Gran Premio de S. M. el Rey Don Alfonso XIII, con 550.000 pesetas de dotación, el mayor premio del mundo.

Los expertos apostaban por Franklin y Kircubbin. A unos minutos de comenzar la prueba se dudaba sobre la participación de los caballos del Rey, pues algunos, intencionadamente, habían corrido el rumor de que no estarían en la salida. Tan solo los bajistas pensaban en Ruban, con un dividendo muy goloso y muy poco cargado.

Contra todo pronóstico fue, precisamente, Ruban, tres años y 51 kilos, montado por L. Lyne, el caballo ganador. Hizo una buenísima salida y después de una magnífica carrera,y a última hora avanzó de tal forma tal que llegó el primero ante el asombro de unos y otros.

LAS BODAS DE ORO

Cumplía 50 años el Hipódromo donostiarra cuando, fuera de las pistas, el ejército chino anunciaba respaldar la política de Mao TseTung, Alemania eliminaba a España 2-1 en la Copa del Mundo de Fútbol, Eusebio superaba a Pelé convirtiéndose en el nuevo rey del balón, El Cordobés, escayolado por la cogida que sufrió en Mont de Marsan, dudaba si podría estar presente en la capital guipuzcoana…

El 4 de septiembre de 1966, se homenajeaba y hacía entrega de medallas a cuatro personas supervivientes del día en que se inauguraron las instalaciones de Zubieta: Victoriano Jiménez, jockey; Georges Higson, jockey y posterior preparador de la cuadra Esperanza; y, los mozos de la cuadra Luis Ataide, José Vila y Severiano Rodríguez.

El mayor aliciente de la temporada fue el Gran Premio del Cincuentenario, con 1.250.000 pesetas de premio y una Copa de Oro.

No fueron pocos los aficionados que se desplazaron al aeropuerto de Fuenterrabía para ver en directo la llegada de los caballos que venían desde Le Bourget (París), tales como Marqueze, Sirol y Chenonceaux. Los jockeys que viajaron con ellos fueron Maurice Larraun, ganador de más de mil carreras hasta la fecha, que montó a Chenonceaux; y, PatriceLec, que montó a Sirol.

Había quedado instituida la Copa de Oro, el premio más importante del Hipódromo, que todavía en nuestros días sigue marcando a la jornada más importante de cada temporada.

LOS 90

En diciembre de 1996, se produce uno de los acontecimientos más negros de la historia del Hipódromo cuando se cierra la actividad del Hipódromo de Madrid.

Difícil analizar los motivos y consecuencias de la misma.

A modo de respuesta, desde el Ayuntamiento de San Sebastián, se emprendió una clara acción de apoyo al Hipódromo.

El cerrojazo de la Zarzuela provocó, además de una gran reducción de la cabaña, un importante desplazamiento de caballos hacia los boxes del hipódromo de San Sebastián. Con ellos, fueron muchos los profesionales –preparadores, jinetes y mozos- que decidieron cambiar también de domicilio, para centrarse en el hipódromo donostiarra, que, más que un centro de entrenamiento, puede decirse que casi fue un centro de acogida para los ‘exiliados’ y, cuyo aporte ha sido decisivo para que el sector mantuviera el pulso durante este tiempo.